Todos hemos sido o seremos en algún momento de nuestra vida pacientes de hospital. Llevo más de un mes acompañando a un familiar muy cercano que está  ingresado en una triste cama de hospital y digo «triste» porque aunque el hospital sea de lujo (que no lo es) el estar inmovilizado a expensas de pinchazos, análisis, medicación, incertidumbre… siempre es una situación de tristeza y desamparo.

He tenido muchas horas para observar y ver cómo el comportamiento humano en situaciones extremas demuestra la calidad del individuo. Ya no solo en los casos de quien sufre, o acompaña, la enfermedad sino de los responsables de sus cuidados: médicos, enfermeras, auxiliares,… personal sanitario en general que, en ocasiones, olvida los malos momentos que atraviesan sus «clientes».

La sanidad española presume de ser una de las mejores del mundo. Es cierto que en mi país disfrutamos de sanidad universal, cualquiera puede acudir a un hospital y recibir los tratamientos «gratis». Nuestros buenos impuestos nos cuestan pero no te entregarán ninguna factura por ocupar una cama o realizarte una prueba médica. Contamos con los mejores profesionales sanitarios, y la prueba es que se los rifan fuera de nuestras fronteras. Dicho esto y salvando  las diferencias que pueda haber entre un país y otro, sí quiero poner el foco en cómo mejorar las relaciones de pacientes, sanitarios y familiares. Volvemos al Protocolo, que como sabes si me sigues, es lo que nos ayuda a vivir mejor.

«De tu actitud depende que te recuperes antes»

Esta frase es del gran cirujano Mario Alonso Puig, un profesional de larga experiencia en hospitales españoles e internacionales que se dio cuenta que, independientemente de las condiciones, el estado y la gravedad de los enfermos había quien se recuperaba mucho antes.

Cuando uno se siente mal y sufre complicaciones de salud, su ánimo no es precisamente pletórico, la sensación de vulnerabilidad suele venir acompaña de rabia «¿Porqué me pasa esto a mi?». Exigir, protestar, rebelarse,… no servirá de nada. Confiar que estamos en buenas manos, sin abandonarse, y poner de nuestra parte nos ayudará a pasar el mal trago antes y mejor.

Seamos educados con los que nos cuidan, han estudiado muchos años para hacer lo que hacen, su jornada laboral la pasan entre gente que sufre, que sale adelante o muere. Y debemos intentar comprender que no debe ser nada fácil. Además, estamos en sus manos, aunque sea simplemente por interés, nos conviene llevarnos bien.

protocolo en el hospital

Es curioso como existe un gran respeto hacia el médico mientras que con enfermeros y auxiliares el trato suele ser más áspero. «Tenemos mucho más contacto con el enfermo y por eso hay más confianza» disculpaba una linda estudiante de enfermería del hospital de la Paz en Madrid.

Eso no es óbice para no preguntar qué tratamientos están siguiendo con nosotros, qué medicamentos nos inyectan por vía y para qué, dudas que nos surjan y hasta dar sugerencias. En general son muy bien acogidas. Al final nadie mejor que el paciente sabe cómo se siente.

En algunos hospitales compartes habitación con otros enfermos. Hay gente habladora que quiere agradar, pero no es necesario entablar conversación con el vecino, preguntar porqué está ahí, intentar pasar el tiempo a costa del ingresado de al lado. Observemos, escuchemos, no invadamos el espacio (¿Me repito mucho con este tema?) No hay nada peor que sentirte mal y que quieran parlotear contigo, que pongan la televisión a un volumen doloroso o los familiares se dediquen a cuchichear a un palmo de tu cama.

«Los familiares son muchas veces peores que los enfermos»

Es una afirmación de un enfermero con experiencia que ha tenido que sufrir familiares exigentes, que acuden un par de horas al hospital y reclaman un trato especial para su pariente, llegando al grito y hasta la violencia. Los sanitarios están ahí porque aman su trabajo, y son contadas las ocasiones en que no hacen bien su trabajo. Confiemos en ellos, acatemos sus normas aunque no las entendamos del todo, preguntemos, estarán encantados de explicarnos aunque lo hacen menos de lo que debieran.

protocolo en hospitalesPensemos en el resto de pacientes. En los países latinos tenemos que seguir insistiendo en bajar la voz ¿Porqué hablamos tan fuerte?, no montar aglomeraciones en los pasillos que impiden dar los primeros pasos tras una cirugía a un ingresado, cumplir a rajatabla las prácticas higiénicas (Desinfectarse las manos al entrar y al salir de una habitación), tratar con cariño a todos, no importe su rango.

«Si eres sanitario te tiene que gustar la gente»

Otra afirmación de una empleada del hospital que me gustó. Cuidar, curar, preocuparte por quien tienes a tu cago es algo inherente a médicos, enfermeros, auxiliares, celadores, administrativos, personal de limpieza,… todo el que trabaja en un hospital debe tener vocación de servicio y disfrutar del trato con pacientes y familiares. Lamentablemente no siempre lo demuestran.

El personal sanitario de hospital está acostumbrado a realizar su trabajo de modo natural, y como en todas las profesiones hacerlo de modo mecánico es muy común. ¿Es necesario entrar como «elefante en cacharrería» a altas hora de la madrugada para cambiar una medicación o realizar una cura sin respetar el sueño del paciente? ¿Dirigirse al enfermo como si no entendiera o fuera un viejo amigo? ¿No tener en cuenta que estamos tratando con personas vulnerables angustiadas por su situación?

En España es frecuente que todos tuteen al enfermo ¿Es correcto? Es por lo menos curioso que tutean más los enfermeros que los médicos. El acorta distancias, es cierto, pero no olvidemos que el paciente es «cliente», aunque hablemos de sanidad publica, y un alto cargo militar no se distingue de un camionero que lleva el mismo modelo de pijama. Tanto a uno como al otro puede no gustarle esa familiaridad. Usted primero y cuando se haya establecido más confianza, preguntemos si se puede tutear.

Después de esas semanas observando lo que sucede entre las paredes de un hospital no tengo más que buenas palabras para esos profesionales que trabajan contrarreloj, a menudo con graves carencias de personal y medios, pero nunca viene mal recordar porqué eligieron ese trabajo y que su vocación de servicio debe estar por encima de todo.

¿Qué otras situaciones crees que deberían tenerse en cuenta a la hora de hablar de protocolo en centros sanitarios? ¿Te ha sucedido algo que quieras compartir? No lo dudes, hazlo en Comentarios, ente todos mejoraremos la estancia de quienes no tienen más remedio que recuperarse en un hospital.

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Un fuerte abrazo y hasta la próxima.