Estamos rodeados y en demasiadas ocasiones somos nosotros mismos los pertenecientes a este incómodo club. Invasores de espacio, de universo sonoro y olfativo, responsables de molestar a los que nos rodean.

¿Te molesta aquella gente que se pega a tu cara para hablar? ¿Los que están continuamente dándote golpecitos en el brazo u hombro mientras repiten «¿Me entiendes?» ¿Los que se abalanzan para plantarte dos besos en la mejilla? ¿Los que gritan en la mesa de al lado de un restaurante? ¿Los y las que se han pasado con el perfume y van dejando una estela excesiva de olor a su paso? Pues ellos son los Invasores.

El pasado fin de semana en una reunión con buenos amigos me propusieron el tema, un tema que abordo con frecuencia en mis clases de protocolo pero nunca será suficiente.

Existen límites de espacio infranqueables

Dependiendo de las culturas el espacio vital de las personas puede cambiar, los anglosajones son menos propensos a la proximidad y al contacto corporal, los asiáticos rehuyen del todo cualquier roce, al igual que el volumen de las conversaciones varía mucho si estamos en España, Reino Unido o Corea. Pero lo que no podemos olvidar es que hay límites que son infranqueables.

Protocolo saludo

En España y los países latinos acercarse a más de medio metro de distancia solo está reservado para la personas de nuestra intimidad (pareja, hijos y padres), con los compañeros de trabajo no deberemos aproximarnos más de un metro si no queremos causarles incomodidad (eso sin hablar de que podemos salpicarles con gotas de saliva, Arrg) y si conocemos poco o nada a la persona vamos a dejar una distancia de al menos metro y medio.

Pero si nuestros interlocutores pertenecen a otras culturas tengamos especial cuidado con las muestras de afecto y establezcamos una prudente distancia ligeramente mayor a la que estamos acostumbrados.

La mujer debe tomar la iniciativa para besar o dar la mano

Lo mismo sucede con el contacto físico, el beso como el abrazo o palmotear las espaldas está reservado para gente muy próxima. Señores dejen que sea la mujer la que haga el ademán de acercarse a dar un beso en la mejilla o dar la mano, no tomen la iniciativa. En algunos ámbitos está demasiado extendido el saludo con beso entre mujeres y hombres y mujeres entre sí cuando no se conocen de antemano. ¿No resulta invasivo para una mujer que un caballero se abalance a besarnos cuando nos acaban de presentar?

¿Y qué decir del volumen de la conversación? En Latinoamérica y España, en mayor o menor medida, tenemos fama de gritones. Entrar a un local público, no importa que sea un hospital, es sumergirse en un auténtico barullo de voces, risas y exclamaciones de todo tipo. ¿De verdad que a la persona que tenemos más o menos cerca le interesa lo que estamos hablando o nuestra charla por el teléfono móvil? Es molestísimo escuchar las conversaciones telefónicas de los demás pasajeros en un transporte público o los ruidos al comer palomitas de nuestro vecino de asiento en el cine.

Si te huelen más allá de 15 centímetros, te has pasado con el perfume

Y por último y siguiendo con los invasores, no olvidemos el sentido del olfato. Obviamente pocas cosas hay tan deliciosas como el olor a jabón y a limpieza, pero no te recargues de perfume, evita las estancias repletas de flores que también pueden resultar empalagosas y modificar el olor y sabor de los alimentos. Si la persona que tenemos en frente puede oler nuestra colonia más allá de 15 centímetros, sin duda nos hemos pasado.

distancia perfumeDiscreción, mesura y sobre todo educación y respeto hacia los demás es lo que debemos tener en cuenta para evitar ser Invasores.

Pero ¿conviene advertir a alguien que nos está invadiendo? ¿Tú qué harías? ¿Cómo se lo dirías? Si te llamaran la atención a ti ¿te molestaría? Espero tus comentarios y te emplazo para un próximo post.

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Muchas, muchas gracias por estar ahí. ¡Nos vemos pronto!.