formación

Acabo de terminar un taller para formadores en el que durante dos días completos nos juntamos 16 expertos en distintas materias para aprender herramientas y sistemas eficaces que aplicar a la formación que ofrecemos.

Dos sesiones en las que hicimos el tonto, nos reímos mucho y sobre todo reflexionamos sobre la naturaleza del aprendizaje y las claves que hacen que un proceso formativo sea realmente efectivo.

¿Por qué nos matriculamos en un curso, taller o master class? Para solucionar un problema, ni más ni menos. Lo que nos mueve a buscar ayuda para aprender es una necesidad o carencia que no estamos dispuestos a seguir sufriendo. Luego la elección entre formación presencial, online, gratuita, subvencionada, totalmente privada,… dependerá de la situación financiera, disponibilidad de tiempo y hasta qué punto estamos dispuestos a solucionar nuestro problema.

Lo triste es que la mayoría de las veces salimos del curso o taller con la sensación de que nos hemos enterado de poco, y lo que es peor, que no podemos aplicar lo aprendido. Lindas teorías, muchos contenidos y poca utilidad.

Muchas han sido las cosas que aprendí en este taller titulado De Experto a Formador dirigido por el gran Miguel Angel Romero, pero sobre todo la certeza de que una formación para que sea realmente transformadora debe basarse en las experiencias de los participantes. ¿Cuál fue nuestro maestro o maestra favoritos? Aquel que nos hizo sentir, sorprendernos y emocionarnos.

Formación vivencial

Varias afirmaciones repetidas en el taller y que considero de gran importancia:

Menos contenidos y más experiencias así como No hay aprendizaje si no implicamos el cuerpo. Curioso como si nos limitamos a tomar notas, si asistimos a la formación como meros oyentes, tranquilos desde nuestros pupitres, vamos a llevarnos mucho menos que si el formador consigue movernos de lugar, hacer dinámicas, formar grupos de trabajo,… Si ponemos nuestro cuerpo al tiempo que nuestra mente en el proceso la experiencia será más satisfactoria. Comprobado.

El pedagogo estadounidense Edgar Dale ya en la década de los 60 del siglo pasado afirmaba que la gran mayoría  de lo que aprendemos por experiencia directa permanece en la memoria. Hubo quien añadió que lo aprendido y experimentado se retenía en un 90% frente al tan solo 10% de lo que leemos, porcentajes que nunca afirmó Dale, pero que dan una idea de lo que somos capaces de aprender dependiendo del modo en cómo lo estudiamos.

Así que tanto para formadores como alumnos el objetivo es conseguir formaciones que nos hagan poner en práctica lo aprendido: simular experiencias reales, casos prácticos, “enseñar” a otros lo que estamos descubriendo, aprender “haciendo”.

No me gustaría terminar sin compartir otro descubrimiento de mi taller: ya podemos contar con formadores brillantes, dinámicos, entusiastas que si la actitud del alumno no es de involucrarse y pasar a la acción, el proceso formativo no servirá de nada. Así que la primera y última palabra la tiene siempre el alumno.

¿Vas a seguir siendo un estudiante pasivo? ¿Vas a decidir de una vez formarte en eso que sabes que te está haciendo cada vez más falta? ¿Quieres conocer la manera de mejorar tu imagen profesional de un modo participativo y que podrás aplicar desde el primer vídeo del curso, que aún online consigue una auténtica implicación? Te dejo el enlace por si quieres conocer más detalles:

Claves para Mejorar la Imagen Profesional

Muchas gracias por leerme y si me comentas me darás una gran alegría. ¡Nos vemos a la próxima!