e ael’Técnicas para recordar los nombres

Todos sabemos la importancia de llamar a la gente por su nombre, pero al mismo tiempo el recordar sus nombres y apellidos es algo que nos cuesta. Es bastante frecuente oír decir “A mi una cara no se me despinta pero soy fatal para los nombres”.

Referirse a una persona por su nombre es tender un puente de cordialidad y atención hacia ella, significa que nos hemos preocupado en recordarlo y que para nosotros es importante. Pero ¿qué hacer para no olvidarlo? ¿Cómo evitar pasar el trago de preguntar: “Disculpe ¿cómo ha dicho que se llamaba?”

Hoy te doy unas sencillas técnicas para que eso no vuelva a pasarte:

Pregunta

En el momento de las presentaciones es habitual que se pronuncie el nombre muy rápido y no nos de tiempo a oírlo con claridad. En ese mismo instante tenemos que preguntar cómo es y/o cómo se escribe. Poniendo toda la atención en ello.

Relaciona

Asocia el nombre a alguna circunstancia o persona que conozcas. Por ejemplo: “Juan Pérez” Juan cómo mi hermano y Pérez como el ratón Pérez que tanto le gustaba de pequeño, Jasmín Sepúlveda, la princesa Disney de Aladín y esa localidad segoviana donde hacen esos asados tan ricos. Hay personas que hasta se lo dicen a la persona que acaba de conocer “Se llama como mi hermano”, al verbalizar el nombre se asocia con mayor facilidad y lo guardamos en nuestro disco duro.

técnicas para recordar nombres

Redunda

Repite el nombre de la persona en tu cabeza. La repetición hará que se grabe en la memoria.

Verbaliza

Introduce el nombre en la conversación. Volvemos a los ejemplos “Juan ¿sueles acudir a este tipo de eventos?” “Señor Pérez ¿hace mucho que conoce a los anfitriones?” “Como dice el Sr Pérez, hace una temperatura nada habitual para estas fechas”.

La elección del tú y el usted dependerá de la situación y de las circunstancias en las que estamos conociendo a esa persona. Cada vez se utiliza más el ‘tú’, tanto en el ámbito laboral como en el personal, el uso del ‘Usted’ para alguien que considere que le estás poniendo años de más puede ser tan molesto como para quien entienda el ‘tú’ como un exceso de confianza. Midamos las distancias y usemos la prudencia.

Facilita

Pero no nos quedemos solo ahí, trabaja tú también alguna asociación de tu propio nombre para que los demás lo recuerden.  Desearás que no lo olviden en los primeros segundos de conocerte ¿verdad?

En mi caso suelo utilizar la coincidencia de mi apellido con una conocida marca de chocolates españoles:  “ Soy Elena Valor, Valor cómo el chocolate”, aunque me han llamado Ana, Emilia y otros muchos nombres de pila, pocas veces olvidan mi apellido.

Atención a las tarjetas

No olvides las tarjetas de visita. Es imperdonable decir “las he olvidado en casa”, “se me han acabado” o “las tengo en la imprenta”. Las tarjetas, aunque a algunos les parezcan algo cada vez más obsoleto, son pequeños pedazos de nuestra Marca Personal, que ofrecemos a quien no nos conoce y tenemos que cuidarlas como a nuestro propio atuendo.

Desde aquí recomiendo tarjetas que contengan la foto, será más sencillo que nos asocien al ver nuestro rostro. Y del mismo modo que tengan algún espacio en blanco para hacer anotaciones. Eso sí, no las ofrezcas como quien reparte cartas en una baraja, entrega tu tarjeta solo a aquellas personas que estén realmente interesadas en contactarte.

Tarjetas de visita

Las tarjetas que nos ofrecen serán de un gran valor para recordar a su propietario, anota en ellas (el primer momento que tengas, nunca delante  de la persona, obviamente) dónde te las entregaron y algún detalle para facilitarte el recuerdo. Una vez en tu despacho u oficina será sencillo saber quién te la dio y no terminará amontonándose entre los cientos de tarjetas de propietarios “anónimos” que acumulas en tu tarjetero.

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Sigue cuidando tu Marca y nos vemos pronto.