Protocolo a bordo

Tiempo de vacaciones, de mar y probablemente de paseos en barco. Si tienes la suerte de recibir la invitación para navegar en una embarcación de recreo, te dejo unos consejos que te ayudarán a manejarte con soltura a bordo.

Los barcos, por mucha eslora que tengan, son lugares reducidos, llenos de recovecos, donde una maleta rígida no es bienvenida, opta por bolsas flexibles con poco equipaje, de hecho no usarás muchas prendas más allá del traje de baño, unas chanclas a la hora de desembarcar, shorts y camisetas.

El protocolo a bordo indica que debes descalzarte al subir, si puedes llevar tus zapatos por cubierta ya lo indicará el capitán o capitana, te aseguro que tienen muy claro su cargo y no dejan de dar órdenes. De ellos depende la seguridad del buque y la tripulación, así que haz caso a lo que te digan y procura no estorbar a la hora de las maniobras.

Las embarcaciones de recreo disponen de unos depósitos de agua limitados, por lo que el uso de la misma debe realizarse con cuidado, nada de duchas interminables, ni lavadas de vajilla con el grifo abierto, cuida el agua o el capitán te obligará a ducharte con agua salada a la próxima.

Protocolo naútico

Los navegantes son muy peculiares, no llaman a nada por su nombre, así que no te preocupes si escuchas cosas como “ Tensa el cabo de la escota” o “ Cae a babor” y no sabes qué se refiere. En un barco no hay derecha ni izquierda, sino estribor y babor, no hay delante y atrás sino proa y popa, tampoco encontrarás ni una sola cuerda, solo cabos, no se guardan las cosas, se estiban, la velocidad se mide en nudos… y así todo. De forma que hasta que no te familiarices con los términos, pregunta para asegurarte de haber entendido bien.

¿Cómo ser el prefecto invitado a bordo? Intenta ayudar dentro de tus posibilidades, no dejes toallas y trajes de baño húmedas por la tapicería, (el orden es fundamental en espacios pequeños), colabora para preparar la comida, el aperitivo o fregar la vajilla, eso sí, midiendo el agua. Y sobre todo no estorbes cuando el resto de la tripulación está zarpando, atracando o realizando alguna maniobra.

No es ninguna novedad que algún pasajero se maree. Si esto ocurre no te preocupes ni avergüences. Lo mejor es no retener las ganas de vomitar, preguntando primero por qué banda hacerlo no sea que el barlovento nos juegue una mala pasada. El capitán o algún miembro dela tripulación con experiencia te indicará cual es la mejor posición para que se te vaya pasando el mal rato.

Disponte a disfrutar del mar, de calas mágicas solo accesibles en barco, de atardeceres de ensueño, de las buenas historias que oirás, (los navegantes son buenos narradores), del sentimiento de equipo que se establece a bordo de un barco donde todos saben que se deben y dependen los unos de los otros.

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Feliz verano y ¡buenos vientos!