El próximo día 1 participo en las I Jornadas online VIP Vivir en Plenitud.

micro

Hoy quiero compartir contigo cómo me siento. Hace apenas una semana comentaba con mis alumnos del curso Hablar siempre con Eficacia, que el día que no sintamos un cierto vértigo a la hora de empezar una clase, comenzar un discurso o participar en una ponencia, será señal de que no nos importa y motivo de preocupación.

Lo de pronunciar una ponencia es lo que haré el próximo miércoles 1 de julio en un proyecto en el que me he embarcado junto con otros 9 formadores llenos de entusiasmo. Después de unos intensos meses cursando un Master sobre Marketing Digital para Formadores, decidimos que era hora de montar un evento en condiciones ¡y vaya condiciones! El aunar esfuerzos está dando como fruto las Primeras Jornadas Internacionales VIP Vivir en Plenitud.

Unas jornadas multidisciplinares en las que, desde diferentes puntos del planeta, se darán pautas para conseguir una mejor calidad de vida. Nutrición, Sexualidad, Desarrollo Personal, Coaching, Imagen, Música,… tendrán cabida en estas Jornadas. Si todavía no te  has registrado, no lo dilates más, pues puede quedarte fuera. Días después mandaremos a todos los registrados la grabación de las dos jornadas por si te perdiste algo.

Jornadas VIP Vivir en Plenitud

I Jornadas online multidisciplinares Vivir en Plenitud

Y por supuesto que siento vértigo, más cuando compruebo que día a día se registran más participantes dispuestos a escuchar lo que tengamos que contarles. La sala tiene un aforo de 1000 personas y a varios días del día D estamos cerca de completarlo. Vértigo no, ¡pánico! Me estoy empezando a asustar.

Buen momento para recordar lo que intento enseñar a mis alumnos en Comunicación Oral cuando hablamos de pánico escénico:

Partamos de la base de que el público, aunque exigente, suele ser benévolo con los oradores, aprecian el esfuerzo y agradecen especialmente la generosidad a la hora de compartir ideas útiles. En principio vamos a descartar el abucheo. (Un aspecto que aporta tranquilidad).

Cuanto más preparada tengamos nuestra intervención menos cosas dejamos al azar. Tengo que seguir puliendo la ponencia para que no me pille el toro. Midiendo los tiempos, las transiciones de las diapositivas, manteniendo el ritmo y la atención,… Uf! Hay que practicar y practicar.

Todos tememos lo de la mente en blanco. ¿Qué hacemos? Saltar a la próxima diapositiva, hacer un breve resumen de lo que hemos hablado hasta el momento, reconocerlo abiertamente,… Que se nos quede la mente en blanco no significa ningún problema insalvable.

Otro temor: Que los aspectos técnicos fallen. Se caiga la conexión a Internet, haya problemas de sonido o imagen, haya un corte de electricidad,…

En ese caso la responsabilidad no es del ponente, su labor es diseñar una ponencia atractiva, útil y entretenida. Fuera de ahí solo nos queda confiar en los elementos e intentar colaborar cerrando programas, minimizando la cantidad de información que maneja nuestra máquina, silenciando los chats, evitando distracciones tanto online como offline,…

Minutos antes repasaremos, respiraremos profundamente (la respiración tiene unos sorprendentes e inmediatos efectos relajantes), haremos unos estiramientos de autoconfianza como nos aconseja la socióloga Amy Cuddy…

Y ¡adelante! (Deseadme suerte).