Como título el estribillo de esta canción que se está volviendo omnipresente en todas las emisoras de radio quiero comentarte una decisión que he tomado hace apenas unos días. He decidido alejar de mi todo lo malo, todo lo que me hace sentir mal y eso, aunque parezca que tengo una vida envidiable, es mucho.

Nos movemos en un mundo bastante hedonista aparentemente, hay que buscar la felicidad, la salud, el bienestar,… y , sin embargo, somos incapaces de sentirnos felices a pesar de comprar sin medida, acumular ropa, zapatos, móviles y tablets «antiguos» que desechamos por el último modelo, aplicaciones en el teléfono, juguetes… que nos consumen el espacio del closet, la memoria y la paz.

de compras a tu closet

Para colmo, además de atesorar objetos, con fecha de caducidad más o menos breve, nuestra sociedad nos imprime el sentido del esfuerzo, del deber, de cierta penitencia para llegar a conseguir lo que deseamos. Que no digo que este mal, en absoluto (Todo lo que merece la pena exige un esfuerzo) pero… ¿Cuánto tiempo empleamos en actividades que nos hacen infelices, que nos desgastan y dejan un poso amargo de frustración?

Harta de sufrir lo mal que me va en mi incursión digital (de poco me sirven las horas empleadas en montar mis cursos online y los años y dinero formándome en márketing en Internet atiborrándome de consejos de gurús sin resultados, el retorno que tengo de mis suscriptores es escaso, aunque gratificante, y cada vez que alguien se da de baja de mi lista me siento fracasada e incapaz de encontrar temas que interesen aunque me parezcan importantes) he decidido tomar el toro por los cuernos y echar todo lo malo de mi vida.

Se acabó el sufrir a lo bobo, voy a seguir con mi blog porque me gusta escribir (periodista que es una) y contaros algo en vídeo por que sé que al otro lado hay gente que me lee y escucha, aunque sea poca. Estoy preparando unos cuantos cursos en online que tengo montados desde hace rato y considero que pueden ayudar a quien quiera mejorar hablar en público, saber cómo causar una buena primera impresión o no sentirse como un «pulpo en un garaje» cuando acude a un evento de networking. Sería un gran egoísmo no compartir lo que he aprendido a base de malos ratos. Pero se acabó la presión si vendo o no, si aumento mi lista de suscriptores, si Google me pone en los primeros puestos de su buscador o si no tengo comentarios en el post.

El secreto de la felicidad

¿He tirado la toalla? Seguro que mucha gente opina que sí, pero no quiero pensar en estos temas y que inmediatamente empiece a crujirme la mandíbula como señal de estrés. Afuera lo malo, afuera el montón de camisetas que me compré porque eran baratas y «monas» y casi nunca uso, los pintalabios que nunca me pongo, la gente que me aburre y no tiene la más mínima consideración con los demás, las actividades que me agotan y no me aportan nada.

¡Uf! casi seguro me arrepiento de escribir algo tan personal, pero me lo estaba pidiendo el cuerpo y mi salud. Para ti que me estás leyendo y has llegado hasta aquí GRACIAS por aguantarme, por seguirme y por las señales de cariño que a veces me envías. (Un comentario, si te apetece, me alegrará mucho, ya lo sabes)

Afuera lo malo. Me quedo contigo.